Bonito con calabaza

La verdad es que en vez de bonito era mono. ¡Quieto "parao" todo el mundo! Esperad a que me explique antes de pensar que me he dado un golpe en la cabeza. El bonito se supone que es bonito cuando supera los 4 kilos de peso. Y entonces si pesa menos, ¿qué es? Pues yo os diré lo que sé, o lo que he oído siempre a mi padre, un mono. Y a mi padre en temas"pescadiles" hay poco que discutirle. No es ni pescadero ni pescador, pero de pescado sabe un rato. Eso si, con los nombres a la asturiana. En la pescadería nos decía cuál era este pescado o aquel otro. Ahora todos tienen un cartel con su nombre, pero antes los pescados allí estaban plantados con su precio pero sin su nombre.

Una vez en la mesa, él con su vista de aguilucho y con su paciencia nos quitaba delante de nosotros y desde bien pequeños las espinas de los pescados que íbamos a comer. Crecimos un poco y con sus instrucciones las empezábamos a quitar nosotros y así llegó el día en que aprendimos exactamente donde hay espinas en cada pescado y ya nos las apañábamos solos.

Es un poema ver la cara de los enanos cuando entran en la cocina y ven el pescado entero sin trocear y con cabeza incluida. Una vez la rubia de la casa se empeñó en que le regalase un ojo de una trucha. Primero la tocó, le miró la boca por dentro, la cogió por la cabeza y decidió que le tenía que dar el ojo. Así que le saqué el ojo, enredó un poco con él y ya cuando lo había manoseado bien y se cansó de que se le cayese al suelo, lo tiró a la basura y me dijo adiós.
Las veces que hemos visitado juntos la pescadería notas las ganas que tienen de tocar el pescado, cuando te das media vuelta deslizan su manita con cuidado y ponen el dedo encima de alguno, con cierto miedo porque no saben si está vivo o no.

Es una pena no llevarlos más veces a la compra, son pocas los días que voy con ellos. El episodio habitual si voy con los tres suele ser el siguiente:

-Yo meto esto en el carro
-No lo hago yo.
-Yo peso esto.
-Jolíííín, ¡qué morro!.
-¿Vas a comprar lechuga?
-Pues yo no me la pienso comer.
-¿Me compras palomitas?
-No.
-¿Me compras estas galletas?
-No.
-¿Y estos bollitos?
-No.
-Pues estos ositos rellenos de chocolate los lleva fulanita todos los días para el almuerzo,
-Pues su madre no sabe lo que hace.
-¿Qué?
-Nada, nada, que eso no se puede comer todos los días.
-¿Por qué? ¿No son sanos?
-No.
-¿Por qué?
-Porque te pones malito de mayor.
-Pues se lo voy a decir.
-No, no le digas nada.
-Claro que se lo voy a decir ¿Qué quieres que fulanita se ponga malita de mayor? Pues es mi amiga.
-No cariño, ¿cómo voy a querer eso?
-Pues se lo digo,
-Pues dile lo que te de la gana.
-¿Por qué me hablas así?
-Ommmmmmmmm

En este momento es cuando si llevo lista de la compra ya no la veo y si no la llevo se me pone el encefalograma plano y no me acuerdo de nada. Por supuesto, paralela a esta conversación los otros dos se siguen peleando por meter las cosas en el carro. Y horror, a uno le da un ataque de hambre o de sed de esos que parece que no han comido o bebido en dos días. Respiro hondo, grito en bajito, amenazo a alguno y seguimos. Es entonces cuando llegamos a la caja y ellos saludan, sonríen, ayudan y el o la cajera, te dice lo ricos, lo guapos y lo simpáticos que son. Tú piensas que es verdad, que son muy todo, pero aquí es la última vez que los ves conmigo.

Volviendo al bonito, yo cuando lo compré la semana pasada, el cartelito ponía bonito y su aspecto era de bonito. Y su precio era de bonito a final de temporada 4,95 entero. Y su peso era de bonito pequeño 3 kilos y 110 gramos. Miré sus grandes ojos y su piel brillante y pensé este para mí. Los superpescaderos te sacan los lomos, te separan la ventresca para hacer otro día a la plancha y tú te llevas a casa una dosis de omega 3 muy rica.

Ahora viene el ¿y como lo hago? Habrá que salirse un poco del típico con tomate o a la plancha, que también están muy buenos. En casa tenía una calabaza que me habían regalado y con la que ya había hecho alguna crema, así que decidí que iba a ser el acompañamiento perfecto de una parte del bonito.

INGREDIENTES
(4PAX)
600g de bonito
116g de cebolla
500g de calabaza
Sal
Pimienta
vino blanco
cebollino
Aceite de oliva

En primer lugar picamos la cebolla y la sofreímos en aceite de oliva a fuego lento. Cuando la cebolla ya esté blandita, añadimos la calabaza en dados como de 1,5 x 1,5 cm. Salamos y dejamos que se vaya ablandando. En 10 minutos más o menos la tendréis. Sino la dejáis un poco más. Cortamos el bonito en dados y los salamos. Yo los hice un poco más grande que los de calabaza.  En mi caso el bonito estaba cortado en lomos, pero si compráis rodajas también os pueden quitar la espina y trocearlos. Subimos el fuego y añadimos un chorro de vino blanco. Lo alegramos con un poco de pimienta y dejamos hacerse más o menos 5 - 7 minutos a fuego medio.  No dejéis el bonito mucho tiempo, en cuanto esté retirarlo porque sino se reseca mucho y es una pena. Cuando esté listo espolvoreamos cebollino picado por encima y listo.


Espero que os guste.

Comentarios

  1. Que pena no haber tenido antes esta receta!!......creo que pillamos la misma oferta del bonito, pero yo me fui a lo de siempre, al tomate. Ya tengo una nueva receta para la próxima oferta ;0)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares